Ingenio tico resucita a Intel al año de cerrar su fábrica
Aparte de tecnología, la firma Intel Costa Rica también puede producir actos de resucitación.
A 14 meses de cerrar su fábrica de microchips y, con ello, eliminar
1.500 plazas, el talento local ha logrado anclar a la empresa y
generar más empleos.
Todavía lejos de los 2.700
trabajadores que tenía en abril del 2014, Intel Costa Rica ya suma
1.800 colaboradores, 600 más de lo previsto hace un año, confirmó
Vince Guglielmetti, gerente general de la multinacional.
En lo concerniente a Costa Rica, aseguró que la
corporación Intel se siente “con espacio y talento para crecer” por la
calidad del talento costarricense.
Reacio a detallar
planes, Guglielmetti reafirmó que si tienen 600 personas más de lo
pensado inicialmente, es porque el país es todavía un sitio para
invertir.
Como ejemplo, citó el megalaboratorio
inaugurado en diciembre, en el marco de un nuevo capítulo de
investigación y desarrollo de productos. En este, ingenieros ticos
prueban y entregan muestras de todo el portafolio de productos de Intel
antes de que entren al proceso masivo de manufactura, momento en que los
nuevos procesadores deben ser del todo funcionales.
Parte de estos experimentos de ingeniería ocurren en un laboratorio
virtual donde hay equipos localizados en Costa Rica, con personal local
probando productos desarrollados por sus colegas en otras plantas en el
mundo, y al cual todos acuden, en tiempo real, para hacer ensayos y
recopilar datos de desempeño.
“Son pruebas para
responder preguntas como: ‘¿qué más debo hacer para que mi producto
funcione?’, ‘¿qué fallaría si no lo arreglo?’. Lo que hacemos aquí es
ingeniería global, probamos y mejoramos productos a larga distancia,
pero hacemos todo aquí, en Costa Rica”, dijo el gerente.
Además, desde este mismo megalaboratorio se prestan servicios a
centros de diseño y a operaciones de manufactura de Intel distribuidos
por todo el planeta.
“El 70% de la factura de todas
las unidades de manufactura pasa por Costa Rica. Incluso el cierre de
los libros financieros de la Corporación Intel ocurre en Costa Rica”,
precisó el ejecutivo.
También, este año abrieron un
área de ciberseguridad, donde, en esencia, personal muy especializado
observa y analiza tácticas tejidas por piratas informáticos para así
mejorar la seguridad en línea, explicó Ileana Rojas, ingeniera de
sistemas e impulsora de parte de estos nuevos servicios.
Un modo de comprender la dimensión de la calidad del talento local y la inversión en desarrollo e investigación que siguió al cierre de la planta,
es que hay otros laboratorios de Intel todavía preguntándose cómo
tener su propio megalaboratorio, comentó Timothy Scott, gerente de
Relaciones Públicas de la sede en Costa Rica.
“Somos
los primeros de nuestra clase”, refirió Scott, en referencia al personal
altamente sofisticado que hoy labora en estas instalaciones, donde
deben ser capaces de resolver problemas de alta complejidad y con
rapidez.
Renovación.
Este giro, sin embargo, no fue simple. Como el ave Fénix renaciendo en
la llama, no pocos debieron “quemarse las pestañas” en la
transformación.
“Muchos ingenieros debieron refrescar
conocimientos. Me tocó ver a compañeros de más de 40 años llegar con
sus libros bajo el brazo y, en Semana Santa, a estudiar y repasar”,
evocó Rojas. También recordó que Intel identificó a mujeres ingenieras
interesadas en especializarse en áreas en las que luego podían ubicarse
en cargos para la etapa actual.
Guglielmetti
admite que han logrado localizar al personal para todos los puestos,
pero “no ha sido siempre el más fácil de hallar”; por ello, siguen
trabajando con las universidades locales para formar los cuadros
profesionales que ahora requieren: científicos e ingenieros en
computación.
No obstante, resalta que Costa Rica no
retuvo de casualidad y por 17 años un proceso de fabricación que
habría sido más barato en Asia. Los ingredientes clave siguen aquí y
aún atraen a Intel: la creatividad, la pasión, el optimismo y la
audacia de los ticos.
Intel por dentro: hablan los trabajadores.
Nombre: Marco López Rosales. Tiempo en Intel: 16 años. Cargo actual: Capital humano.
‘Sobrevivir’: Por ocho años, fue gerente de Recursos Humanos. Cuando
cerró la fábrica fue “muy duro”. Su hija trabajaba allí y perdió su
empleo. Aquel periodo, afirma, fue “de sentimientos muy fuertes, de
mucha cabanga”. “Cuando se vino el momento, nos preguntamos si podíamos
sobrevivir sin la fábrica. Entonces hubo que recomponer el talento
interno, pero sabíamos que con la gente que teníamos, podíamos seguir
hacia adelante”, recordó.
Nombre: Miguel Rivera. Tiempo en Intel: 18 años. Cargo actual: Equipo de finanzas
‘Crecer’: Llegó de la universidad a Intel, su único lugar de trabajo.
Emocionalmente, fue un golpe al corazón, porque quienes se iban eran
como “la familia”. “Hasta sus hijos hemos visto crecer”, contó. “Estoy
en un grupo financiero fuera del centro corporativo, pues apoyamos a
distintas plantas. Cuando vino el cierre, sabíamos que la sinergia con
Costa Rica iba a cambiar, pero luego Intel cambió su visión del país y
ahora lo ve más bien como un sitio para crecer”.
Nombre: Ileana Rojas Saborío. Tiempo en Intel: 18 años. Cargo hoy: Área de investigación y desarrollo.
‘Refrescarse’: Hace años, Rojas impulsó los primeros esfuerzos por
diversificar la oferta de Intel Costa Rica en desarrollo de ‘software’,
cuando llegaron a emplear a 100 personas. Sin embargo, fue de los
primeros en vivir el cierre: lo supo un año antes de hacerse oficial.
“Fue mucha responsabilidad y estrés, pero este es un negocio de clase
mundial y la competitividad del talento es la única manera de ser
incuestionables. Así fue y así es ahora”.
Nombre: Diana Rojas González. Tiempo en Intel: 14 años. Cargo: Trabajó en la fábrica cerrada en el 2014.
Nuevo reto: Rojas vivió de cerca el cierre de la planta donde trabajó
varios años. Este año arrancó con un proceso nuevo en Intel, pero admite
que tuvo emociones encontradas cuando le tocó dirigir las operaciones
de cierre de la fábrica de microchips. “Uno no cierra 15 años de una
actividad de clase mundial sin ver hacia atrás. Ahora viene el reto y la
emoción de cómo repetir ese logro en otra unidad de negocio, a
ejercitar el conocimiento adquirido”.
Nombre: Jancy Castro López. Tiempo en Intel: 17 años. Cargo actual: funcionaria en el equipo de Finanzas.
Dejar ir: Para ella fue complicado porque despidieron a su esposo.
Ella logró quedarse, pero el año pasado lo recuerda como muy duro, un
luto que impactó a familiares y amigos. “Ahora estoy en el área de
servicios, en la parte financiera, y hay mucha oportunidad de crecer.
Hay como un espíritu del tipo ‘sí se puede’ y hasta posibilidad de
traerse otros negocios. Es difícil dejar ir, pero la vida sigue y se
puede construir sobre el legado que hemos construido”.
Nombre: Ricardo Calvo Eby. Tiempo en Intel: 17 años. Cargo actual: Tecnologías de información.
Volver: A él y a su esposa, Intel los envió a trabajar a California.
Luego de dos años, estaban por volver trayendo a Costa Rica tres nuevas
unidades de negocios de la firma. Eran como 30 puestos más. Sin embargo,
poco antes, se toparon con el anuncio del cierre. “No sabía si lo mejor
era volver o quedarme en un sitio más seguro. Al final, decidimos
subirnos las mangas de la camisa y solidarizarnos; ver cómo podíamos
contribuir en ese momento”.
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